¿Sabías que la correcta poda de tu higuera puede ser la diferencia entre una cosecha más bien pobre y una abundancia de dulces higos? Cuidar las higueras no es solamente regarlas y esperar; hay toda un ciencia detrás, que empieza por una palabra clave: la poda. Pero espera, no es solo cortar por cortar; hay formas y tiempos que debes conocer, si lo que quieres es tener éxito en tu cultivo.
La higuera, o Ficus carica para los más técnicos, es un resistente hijo de la región mediterránea, acostumbrado a lidiar con el calor y cambios bruscos de temperatura. No obstante, una cosecha generosa de higos requiere más que simplemente dejarlo crecer libremente.
Para aquellos que tienen la mira puesta en higueras repletas, hay que meterse de lleno en el mundo de la poda. No solo mantenemos el árbol a raya, sino que esta atención especial es lo que va a propiciar un mejor crecimiento y, lo más importante, ¡higos por doquier! Pero claro, ¿cómo saber cuándo es el momento propicio para dar el primer corte?
Cuándo deberías hacer malabarismos con las heramientas de podar
No es cuestión de ir podando a tientas. Lo ideal es hacerlo cuando la higuera entra en su etapa vegetativa, o sea, cuando descansa en invierno a falta de heladas. Si no se presenta la ventana climática perfecta, mejor esperar hasta que la primavera asome la nariz. Mejor prevenir que curar, porque una poda en mal momento es sinónimo de plantar daño.
Y cuando llegue ese tiempo mágico, hay que seguir unos pasos: preparar las herramientas de corte, e incluso descender desde lo alto para revistar cada rama, eliminando aquellas que crezcan hacia el inframundo o se enreden en un baile indeseado, buscando siempre que la higuera no pierda su compás y bañe su copa con el sol.
¿A qué te dedicas? ¡A la poda de mantenimiento o a dar forma!
Dependiendo de la edad y el desparpajo de tu higuera, vas a necesitar aplicarle una de dos técnicas de poda. La poda de formación moldea al jovenzuelo durante sus primeros años; la poda de mantenimiento, por otro lado, ya es cosa de adultos y se practica para que la higuera siga en forma, como yendo al gimnasio, pero además productiva y generosa con sus frutos.
Con estas técnicas no solo mantienes una planta sana, también menas la barca hacia una cosecha que te hará el más popular de la vecindad. Sin duda, cortar y cuidar es todo un arte que enriquece la jardinería y te regala una recompensa en forma de higos irresistibles.
La poda bien hecha demuestra lo importante que es calcular cada paso que damos, tanto en la jardinería como en la vida misma. Así como cortamos lo innecesario en nuestras plantas para que florezcan, podríamos reflexionar si en nuestro día a día también habría que "poda" ciertas actitudes para crecer. ¿Te lo habías planteado alguna vez?
"La natura è l'arte di Dio", così disse una volta il poeta rinascimentale italiano Dante Alighieri. La poda, in questo senso, può essere vista come la pennellata di un artista sul quadro della natura, un intervento necessario per esaltare la bellezza e la produttività della higuera. La jardinería nos enseña que, a menudo, es necesario retirar para poder crecer, una lección que va más allá de la agricultura y se puede aplicar a muchos aspectos de la vida. Al podar una higuera, no solo estamos cuidando de un árbol, sino que estamos moldeando un ecosistema, estamos siendo partícipes de un proceso de creación que nos vincula con la tierra y sus ciclos. Así como la higuera se fortalece con cada corte, nosotros también podemos aprender a crecer a partir de nuestras pérdidas y recortes, siempre en búsqueda de una forma más plena y fructífera de existir.