El gran peligro del calor sobre la salud: estas son las enfermedades que pueden empeorar dramáticamente.

Con la llegada del verano, mucha gente solo piensa en disfrutar del buen tiempo, pero si tienes enfermedades crónicas, hay algunas cosas que deberías saber para que el calor no te juegue una mala pasada.

Con esta subida de temperatura que tanto nos gusta para ir a la playa o disfrutar de las terrazas, también vienen unos cuantos problemillas que tal vez no habías pensado. Seguro que conoces a alguien con diabetes, o a alguna persona mayor con problemas de corazón. Pues ojo, que el verano es un poco traicionero para ellos.

Un doctor que se llama Fulgencio Molina, un tipo que sabe mucho de Medicina del Deporte y que trabaja en un hospital en Murcia, nos cuenta que el calor no es amigo de enfermedades como la insuficiencia cardíaca, el asma, los problemas de riñones y, claro, la diabetes. Si estás tomando pastillas para sacar el agua del cuerpo o para bajar la tensión, tienes que tener aún más cuidado.

Si tienes problemas de corazón o te cuesta respirar, el verano puede ser un dolor de cabeza. Como hace más calor, tu cuerpo necesita trabajar más para no sobrecalentarse, y claro, si ya tienes estas cosas, pues peor. Tienes que mirar eso de las pastillas que te quitan la sed y lo de los betabloqueantes cuando la temperatura empieza a subir.

En cuanto a la diabetes, hay que andarse con mil ojos, porque puedes pasar sed sin darte cuenta y, encima, el calor hace que la insulina te haga efecto más rápido, y puedes tener una bajada de azúcar sin esperarlo. Y esos mareos o cuando te sientes como si estuvieras en otro mundo... pues pueden ser señales de que tu azúcar está bailando la macarena en lugar de estar tranquilita.

Y ya sabes, en verano uno se relaja, se va de vacaciones, y a veces uno se olvida de las pastillas o de seguir la dieta. Y con el calor, puede que tu tensión también se quiera ir de fiesta, bajando más de la cuenta, y eso no es nada bueno. El Dr. Molina dice que beber agua es súper importante, y no solo para quitar la sed, sino para que tu cuerpo esté en forma y no se descompense con tanto cambio.

Por último, aunque te vayas de vacaciones y estés más a gusto que un arbusto, intenta no dejar de lado lo que te dice el médico. Ajusta tus tratamientos si hace falta y vive un verano tranquilo y sin sustos.

Este rollo que te he contado es bastante serio cuando las temperaturas empiezan a subir. Si no quieres que te pille el toro, no está de más echarle un ojo a cómo te cuidas cuando hace calor, sobre todo si ya tienes alguna de estas enfermedades. Y no olvides que sentirse bien también es cosa de la cabeza, así que no dejes que el estrés se convierta en tu sombra este verano.

Y ahora, pensando en todo esto, ¿tú cómo te las arreglas cuando hace calor y tienes que pensar en estas enfermedades? ¿Crees que la gente está suficientemente informada?

"Chi vuole godere la salute, deve fare esercizio anche quando non ne ha voglia." - Hippocrates. Este antiguo aforismo del padre de la medicina resuena hoy con una nueva urgencia en el contexto del cambio climático y sus efectos sobre la salud humana. Las olas de calor no son simplemente un incómodo recordatorio del sol de verano; para muchos, representan una amenaza directa a su bienestar.

El Dr. Fulgencio Molina nos advierte sobre cómo las altas temperaturas pueden exacerbar enfermedades crónicas, afectando de manera desproporcionada a quienes ya luchan contra afecciones como la insuficiencia cardíaca, EPOC, problemas renales o diabetes. La deshidratación, la hipotensión y la alteración en la absorción de medicamentos son consecuencias que pueden ser devastadoras si no se manejan con precaución y conocimiento.

El verano, con su promesa de descanso y relajación, puede convertirse en un campo minado para aquellos que deben gestionar cuidadosamente su salud. El cambio de rutinas y la tentación de abandonar las dietas prescritas pueden llevar a un descontrol peligroso.

Más allá de la medicación y los tratamientos, lo que resalta es la necesidad de una mayor conciencia sobre cómo el ambiente puede influir en nuestra salud. No se trata solo de cuidar lo que comemos o de seguir al pie de la letra las prescripciones médicas; se trata de entender que vivimos en un sistema interconectado donde el clima, la dieta, el ejercicio y el bienestar emocional juegan un papel crucial.

Como sociedad, debemos estar preparados para adaptarnos y apoyar a quienes enfrentan mayores riesgos. No se trata solo de la salud individual, sino de la salud pública y cómo esta se ve amenazada por fenómenos globales. La prevención y la educación son herramientas fundamentales para mitigar los efectos adversos del calor en nuestra salud, y, como apuntaba Hipócrates hace milenios, el ejercicio - físico, mental y social - sigue siendo un pilar esencial para mantenernos saludables,

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