En la Comunitat Valenciana, el cuento político no deja de capturar titulares y suscitar opiniones. ¿Qué está pasando realmente tras las bambalinas del poder valenciano? Pongamos el ojo en los últimos acontecimientos que están agitando las aguas de esta autonomía.
Han habido unos movimientos, digamos que inesperados, en el panorama político de la Comunitat Valenciana. Parece que no todo el mundo está de acuerdo con la forma en que Carlos Mazón, el que lidera el Partido Popular por allá, está conduciendo el barco. Algunos dicen que no ha estado a la altura, que no ha sabido llevar la voluntad de la mayoría como debería, y le echan en cara que no es como el anterior gobierno del Botànic, que sí duró ocho años en el poder.
Ahora, tras romper con Vox, hay quien piensa que esto es más una maniobra de distracción que una verdadera crisis de ideales. Diana Morant, una ministra de por allí, está pidiéndole a Mazón que corte por lo sano con Vox, que los saque de todas las instituciones valencianas y que se olvide de la Ley de Concordia que apenas habían cocinado antes de que todo este lío empezara.
Entonces, la historia con Vox es que algunas voces están gritando que hay que acabar con lo que llaman una "agenda ultra" que, según ellos, se coló con la colaboración del Partido Popular y Vox en Valencia. Morant está diciendo que Mazón debería dar marcha atrás y cancelar todas estas "leyes ultras", que para algunos son como darle una mano lavada al franquismo. Aquí se ve que el clima está que arde y se le está pidiendo al gobierno que redibuje su rumbo político.
Por otro lado, los del PSPV dicen que van a hacer una "oposición constructiva". Quiere decir que no apoyarán nada que vaya en contra de los valencianos pero están abiertos a darle un empujoncito a las cosas que puedan traer beneficios para la gente, siempre y cuando no choquen con algunos principios básicos que tienen.
En lo que tiene que ver con las leyes y manejar la burocracia, parece que al Partido Popular no le ha gustado la idea de escuchar otras opiniones sobre la Ley de Concordia y por eso han sacado un decreto-ley de esos que cambian un montón de reglas sin que nadie en el parlamento diga ni mu. A muchos no les pareció bien, creen que con estás leyes podría peligrar la costa de Valencia por la construcción sin tanto control.
Es más, en cuanto a cómo se renuevan algunos órganos importantes, Morant ha dicho bien claro que para el PSPV es un no rotundo tener a Vox metido en esos asuntos, por la sencilla razón de que Vox quiere que esos órganos ni siquiera existan. Y aquí nos encontramos con otro punto de discusión fuerte que muestra lo complicado que puede llegar a ser el juego político valenciano y lo crítico que son las negociaciones.
Entonces, hay que decir que cualquier cosa que se diga en estos líos políticos, hay que tomarla con pinzas y buscar siempre fuentes de confianza para saber qué está pasando de verdad, especialmente cuando se habla de cosas tan delicadas como programas políticos y lo que cada quien realmente quiere hacer.
La Comunitat Valenciana está en un punto bastante crucial, cada decisión que se tome no sólo está cambiando el día a día, sino que está moldeando qué es lo que va a venir después. Es muy importante que haya diálogo, que las cosas sean claras y que todos busquen llegar a entenderse, porque así se hace una sociedad más inclusiva, donde se escuche a todos y se respeten las diferentes visiones.
Que se pongan todos a trabajar juntos por el bienestar y los derechos de la gente de Valencia es lo más importante, porque si nos vamos a los extremos o empezamos a seguir agendas que requeten o cosas así, podemos acabar echando para atrás en derechos y en democracia, que eso sí que no conviene.
Ahora, la voz de la gente es clave, ¿no? ¿Qué opinas de que haya diálogo cuando se trata de política? ¿Cómo ves que se deberían manejar las diferencias para realmente conseguir mejores condiciones para todos en Valencia?
"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio", decía Cicerón, y este parece ser el clamor de una sociedad valenciana que observa con preocupación los recientes giros políticos. La ruptura entre el gobierno de Mazón y Vox, ¿es un verdadero distanciamiento de una agenda ultra o un mero ejercicio cosmético? La Ley de Concordia, acusada de ser una herramienta para el "blanqueo del franquismo", se convierte en el centro de un debate que va más allá de la política: toca las fibras sensibles de la memoria y la identidad.
Por otro lado, la promesa de una "oposición constructiva" por parte del PSPV choca con la realidad de un Partido Popular poco dispuesto al diálogo, como lo demuestra el decreto-ley que modifica leyes y reales decretos sin debate parlamentario. La protección de nuestras costas, patrimonio de todos los valencianos y españoles, parece ceder ante la presión del "ladrillo".
¿Es este el progreso que queremos? ¿Un progreso que se edifica sobre la erosión de la democracia y el medio ambiente? La política valenciana, hoy más que nunca, debe escuchar la voz de los ciudadanos y proteger lo que verdaderamente importa: la libertad, la transparencia y el legado natural y cultural de la Comunidad Valenciana.