La intachable comunidad de Ciudad Bolívar se ha encontrato enfrentando una cruel realidad que nadie quiere experimentar – el maltrato animal. Mucha gente está hablando de lo que ha ocurrido con una pobre criatura y sus dueños, unos abuelitos, y sinceramente, es algo que no se puede pasar por alto.
Una historia que levanta ampollas se hizo viral luego de que Ana Torres, nieta de una pareja de adultos mayores, publicara un video en redes sociales. El doloroso suceso sucedió el 11 de julio cuando Chumilias, la mascota familar que estaba tras una reja, fue atacado por unos individuos y su pitbull hasta perder la vida. Lo peor es que fue ante la mirada impotente de uno de los abuelitos. Doña Torres no se ha quedado de brazos cruzados y clama por justicia e invita a prevenir la violencia.
La búsqueda de responsables no cesa
No se puede dormir de noche sabiendo que quienes hicieron tal barbaridad siguen sueltos. Con eso en mente, la familia Torres hace lo que puede y comparte contactos para ayudar a quienes quieran colaborar con pistas útiles. Los vecinos quieren que todo se esclarezca cuanto antes y que estas cosas no se repitan.
Desde 2016, en Colombia ser malo con los animales es un delito gracias a la Ley 1774, pero a veces denunciar eso es más enredado de lo que debería ser. Por suerte, organizaciones como Pacma ofrecen su hombro para llorar y además enseñan a la gente el camino a seguir cuando se enfrentan a estas injusticias.
Hay que enseñar mejor para no volver a ver algo así
Resulta que cargar con la culpa por el maltrato de cualquier peludo es algo de la Policía y la Fiscalía. Hay más de 200 sentencias en cuatro años, pero aún así queda un trecho largo por delantar. El meollo está en que hace falta más orden a la hora de llevar apuntes de los abusos y darles el tratamiento que merecen.
No cabe duda de que hay que seguir educando y haciéndole saber a todo mundo que tratar bien a los animales es lo mínimo. Pacma, a parte de lo legal, quisiera convertirse en el ojo que todo lo ve del maltrato animal en Colombia y juntar ahí toda la información para que se vea menos estos comportamientos feos.
Si hay algo feo que reportar, en Pacma tienen todo listo con un formulario en su página para poner los detalles y hasta con WhatsApp para quien quiera charlar mientras denuncia sin decir quién es. Así se demuestra el interés de todos por cuidar a los bichos y por hacer bien las cosas en comunidad.
Lo que pasó con la mascota Chumilias y lo duro que ha resultado para su familia remueve el alma y serviría para que todos de alguna manera acepten que hay que hacer esfuerzos grandes para proteger a los más vulnerables, ya sean personas o animales. Organizaciones como Pacma son importantes para que la bisturí de la justicia funcione como debe y para que todos puedan defender a los que no pueden hacerlo por sí mismos.
Qué importante es que tengamos en mente que todos somos parte de este mundo y que podemos hacerlo mejor. Hay que despertar y sumar en la lucha por el bienestar de nuestros amigos los animales y asegurarnos de estar preparados para actuar ante situaciones terribles como esta. Pensemos bien qué podemos hacer desde nuestro lugar en el mundo para evitar cualquier forma de maltrato.
"La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que sus animales son tratados", afirmaba el pacifista Mahatma Gandhi. Esta reflexión resuena con fuerza en el contexto del brutal maltrato sufrido por Chumilias, la mascota de una pareja de ancianos en Colombia. El acto de crueldad que terminó con la vida de un ser inocente frente a los ojos de una abuela impotente, no solo es un atentado contra la vida animal, sino un espejo de la violencia que permea algunos sectores de la sociedad.
La indignación que provoca este caso va más allá del dolor por la pérdida de una mascota; se convierte en un llamado a la acción para fortalecer los mecanismos de denuncia y castigo para aquellos que, carentes de empatía y respeto, atentan contra los más vulnerables. La plataforma Pacma, en este sentido, se erige como una herramienta valiosa en la lucha contra la impunidad y la barbarie.
Sin embargo, la verdadera medida del progreso no estará dada solo por la eficacia de las denuncias, sino por la capacidad de la sociedad de educar y sensibilizar sobre la importancia del cuidado y el respeto hacia todas las formas de vida. En la memoria de Chumilias y en el corazón de los abuelos Torres, hoy se siembra la esperanza de un cambio que Colombia y el mundo entero urgentemente necesitan.