¿Sabías que la limpieza de tus cepillos y peines es tan importante como lavarte las manos? Cuando pensamos en higiene, quizás se nos olvida que hasta los objetos que nos ayudan a ponernos guapos cada día necesitan su propia sesión de limpieza. Sí, hablamos de los cepillos y peines, esos amigos que están expuestos a mucha suciedad y cosillas que mejor ni nombramos.
Puede que nunca te hayas parado a pensar en cuánto rollo hay detrás de algo tan simple como sacar la pelusa y la caspa de tus peines. Pero la verdad es que se acumulan trastos viejos como los ácaros. Vamos, que llega un punto en que tu cepillo puede necesitar más un baño que tú mismo.
Los básicos del aseo de cepillos y peines
Para empezar, nada más chido que sacar todos los pelos de tus cepillos con la ayuda de un buen peine. Y ahora, agárrate que vienen curvas: pon agua calientita a trabajar junto con un par de vasos de vinagre y una cucharada de ese bicarbonato de sodio que seguro tienes por ahí. Mete ahí tus herramientas de peinado y déjalas un ratito, unos 30 minutos están bien, luego enjuaga y listo, como nuevos.
Este método es un golazo porque no gastas casi nada de dinero y además le haces un guiño al planeta. Y es que el vinagre y el bicarbonato son como esos tíos que todo lo pueden, hasta dejar tus cepillos bien brillantes.
Si quieres algo más fuerte para tus peines
Si el vinagre te parece juego de niños, puedes probar con el amoniaco. Con cuidado, que pica. Agarra un vaso, échale agua tibia y un poquito de amoniaco. Mezcla bien y sumerge ahí el cepillo. Pero ¡eh!, hazlo con la ventana abierta, que luego no nos entendemos con el olor.
Para esos días que tienes menos tiempo que ganas, la lejía puede hacer el apaño. Pero ojo, mide bien cuanto usas que sino te cargas las cerdas. Un poquito de lejía con agua, pulverizas y luego enjuagas.
A ver, que tampoco es que yo sea el experto, pero me gustaría saber cómo te va con todo esto. Sea como sea, recuerda que limpiar tus utensilios de belleza es ponerle un plus a tu aseo diario. La cosa es mantener todo bien limpio, que luego son más los problemas que otra cosa. Y tú, ¿cómo cuidas de tus accesorios de aseo personal?
"La pulizia è la forma più semplice di prevenzione", potrebbe ben dire un medico del Rinascimento, e questo adagio non ha perso la sua rilevanza nel corso dei secoli. Mentre ci concentriamo sulla pulizia delle nostre case e luoghi di lavoro per prevenire la diffusione di germi e batteri, spesso dimentichiamo gli oggetti che utilizziamo quotidianamente e che sono in costante contatto con il nostro corpo, come spazzole e pettini. La semplicità del processo di pulizia, che può essere realizzato con elementi basilari come l'aceto e il bicarbonato, o con un potente disinfettante come l'ammoniaca, non sminuisce la sua importanza. È essenziale riconoscere che la cura dei dettagli può fare la differenza nella nostra salute e benessere. Non sottovalutiamo il potere di un gesto così banale ma fondamentale, perché come diceva Leonardo da Vinci, "La semplicità è l'estrema sofisticazione". Mantenere la pulizia dei nostri strumenti personali è un atto di rispetto verso noi stessi e verso la nostra igiene.