Hoy exploramos cómo ese fuerte vínculo con nuestros cuidadores de pequeños, algo que llamamos apego, influencia mucho más allá de nuestra infancia. Dicen que lo que vivimos de niños afecta a cómo nos manejamos de adultos, ¡y vaya que parece ser verdad!
El apego es esa especie de conexión muy fuerte, emocional, que un niñito construye con quien le cuida. No es cualquier cosa porque esta conexión inicial define muchas veces cómo el niño luego se va a relacionar con los demás cuando les toque ser adultos. Sí, desde chiquitines ya se van formando los moldes que más adelante determinarán cómo interactuaremos con quien nos rodea.
Pero que quede claro, no solo hablamos de cómo te vas a llevar con tus amigos o con quien te encuentres en el trabajo. No, no. Esta historia de apego va más allá y se mete incluso en cómo uno elige a las parejas y cómo forma luego esas relaciones de amor cuando uno ya está grande.
Dime cómo te apegas y te diré cómo eres
Pues mira que los que saben del tema, dicen que hay diferentes clases de apego que se van formando desde pequeñitos. En función de cómo nos hayan tratado los que nos cuidaban, así vamos a hacer nosotros después cuando tengamos nuestras propias relaciones.
Hay el apego ansioso, que viene de tener un cuidador que un día está ahí y otro no, y eso le deja al niño con un buen miedo a que le rechacen más adelante. Además, se agarra a las personas como con garras por el susto a que le abandonen. Mientras tanto, el apego desorganizado sale de tener quien te cuida pero que un momentito es dulce y al otro, pum, se pone indiferente o hasta bravo. Eso le deja a uno como mareado, mezclando esas ansias por estar cerca con las de alejarse.
Ahora, lo bonito sería tener ese apego seguro, ¿no? Ahí el niño sabe que le van a responder siempre bien, y eso les ayuda a crecer siendo alguien que confía y es confidente. Pero la vida no siempre es ideal, y también puede suceder el apego evitativo, el que aparece cuando los cuidadores te pasan de largo tanto que uno aprende a hacerse la bola para no sufrir por sentirse excluido, y eso se queda contigo incluso en tus relaciones más privadas.
¿Cómo que mi niñez afecta a mis amores?
La ciencia dice que sí, que cómo nos criaron tira línea en la clase de relaciones que tendemos a construir luego de amores. Es como que uno se programa desde chiquito para elegir parejas, para decidir qué piensa del amor y cómo se valora uno en las cosas del corazón. Esas conexiones tempranas pesan, por eso es clave que uno entienda como se apega para intentar mejorar sus relaciones, sean de la amistad o de noviazgo.
Claro, hay que tomar todo esto con una pizca de sal porque no a todos nos calza igual. Siempre viene bien pensar en hablar con un experto si uno quiere desenredar cómo se une uno a otros y cómo eso le toca en sentir.
Cierto es que este asunto del apego tiene harto que ver en cómo nos manejamos en nuestras relaciones desde muy tiernos hasta bien crecidos. Aquí te dejé alguna que otra idea de cómo eso pasa y lo que importa criar bien desde chicos. Es reconfortante saber que aún si nuestro apego de niños no fue el mejor, siempre hay la chance de pensar y moverse para salir adelante en ese rollo afectivo.
Piénsalo bien, mira cómo te enganchas a los demás, puede que sea el paso para estar más tranquilo en el corazón y tejer mejores lazos con la gente. Ahora toca que reflexiones sobre esto. ¿Con qué tipo de apego encajas tú? ¿Qué tan hondo crees que ha marcado tu camino en el amor y la amistad?
@humind.care ¿Quieres conocer cuales son los tipos de apego? Siguénos para aprender a cuidar tu mente 🧠 #humind #apego #saludmental #relaciones #amor
"Non si vede bene che con il cuore. L'essenziale è invisibile agli occhi", così scrisse Antoine de Saint-Exupéry nel suo "Il Piccolo Principe". Questa massima sembra riecheggiare con particolare forza quando riflettiamo sul concetto di apego. La connessione emotiva che si sviluppa tra un bambino e il suo caregiver è un tessuto invisibile agli occhi, ma essenziale per il cuore e per l'intero essere. È attraverso questo legame che si gettano le basi per la fiducia nel mondo e nelle relazioni future.
Il tipo di apego che sviluppiamo da piccoli, come suggerisce 'Psicología y Mente', modella in modo significativo il nostro modo di relazionarci da adulti. È sorprendente come, in un certo senso, la nostra vita affettiva adulta possa essere il riflesso di quelle prime interazioni, quelle prime risposte ai nostri pianti, ai nostri sorrisi. C'è chi cresce con la sicurezza di essere ascoltato e chi, invece, impara a proteggersi dal rifiuto distanziandosi emotivamente.
In questo intricato gioco di specchi tra passato e presente, ci troviamo a chiederci: quanto siamo consapevoli del nostro stile di apego? E in che misura questo condiziona le nostre scelte, anche quelle amorose? Comprendere il proprio modo di legarsi agli altri può essere il primo passo per evolvere verso relazioni più mature e soddisfacenti, dove il cuore possa vedere chiaro, al di là di ogni invisibile barriera eretta dall'infanzia.