Parques, pasarelas y ciclovías: así cambia el rostro de la "Y" en la ciudad
Recientemente, la "Y" ha tomado un nuevo aire gracias a la apertura de su parque lineal y la pasarela peatonal de Santullano. Ahí donde antes se erguía el viaducto de Ángel Cañedo, ahora la transformación se hace notar.
Aunque aún falta desarrollar la área cercana a la fábrica de armas de La Vega, que promete desviar el tráfico para proteger la iglesia de San Julián de los Prados, el Ayuntamiento trabaja para conectar mejor a quienes van a pie o en bicicleta. Como cuenta el concejal Nacho Cuesta, están ampliando las pistas ciclistas hasta llegar a una nueva plaza de la Cruz Roja.
Una ciudad que cambia cara
Ya en el tramo que acaban de estrenar, y en la próxima rotonda junto al Palacio de los Deportes, se ve el esfuerzo por mejorar la movilidad y el disfrute peatonal. Esta rotonda nueva no solo iguala alturas sino que se convierte en un mirador, con vistas a la fábrica de La Vega y al parque.
El nuevo diseño contempla carriles bici y pasajes seguros para peatones, buscando mejorar la conexión en toda la ciudad. También planean tres pasos de cebra que faciliten el tránsito a pie en puntos clave.
Eco-mobiliario y sostenibilidad
Si uno se pasea por aquí, encuentra bancas de materiales reciclados y un pavimento especial que recolecta el agua de lluvia para las zonas verdes, un claro guiño a la sostenibilidad.
Sin embargo, no todos ven con buenos ojos estos cambios. Sonsoles Peralta de Vox dice que, a pesar de la mejora en la entrada a Oviedo, falta potencial por explotar. Reconoce progresos, pero no ve que las ciclovías y el parque estén a la altura del centro urbano y de lo que sería un área verde de verdad grande.
Y así, asistimos a una transformación urbana con la que la "Y" busca una vida de ciudad más amable y verde. La idea es ser más humanos y menos dependientes del coche. La cosa va de parques, de poder caminar y pedalear sin problemas, pensando en lo verde y en el futuro.
Claro que siempre hay que seguir pensando y puliendo detalles. Las palabras de Peralta nos recuerdan que, aunque vamos bien, siempre hay sitios a los que llegar. Lo bueno es que nuestros cambios de ciudad sigan buscando lo mejor para todos.
"La ciudad es un libro abierto que espera ser leído", una frase que bien podría haber pronunciado Italo Calvino y que refleja la constante evolución de nuestros espacios urbanos. La recién inaugurada transformación de la "Y" en Oviedo es una página más de ese libro, una en la que se plasma un esfuerzo por redefinir la convivencia entre el tráfico vehicular y la vida peatonal. La creación de espacios verdes y la integración de rutas ciclistas son un claro símbolo de una ciudad que busca respirar, que aspira a ser más amable con sus ciudadanos y el medio ambiente.
Sin embargo, no podemos obviar las críticas que apuntan a una obra inconclusa, a un proyecto que, en palabras de Sonsoles Peralta, parece quedarse en un "quiero y no puedo". Es aquí donde la planificación urbana debe enfrentar su mayor reto: no solo transformar, sino conectar, hacer que cada nuevo espacio tenga un sentido dentro del tejido urbano y un propósito claro para quienes lo habitan.
La nueva rotonda de Santullano, más que una simple infraestructura, se erige como un mirador hacia el futuro de la ciudad, un lugar desde donde contemplar tanto lo que se ha logrado como lo que aún queda por hacer. La ciudad, como un organismo vivo, necesita de estas intervenciones quirúrgicas que le permitan adaptarse y evolucionar, pero siempre con la mirada puesta en la cohesión de sus partes y el bienestar de sus habitantes.
La obra de la "Y" es, en definitiva, un paso adelante, pero también un recordatorio de que la transformación urbana es un proceso continuo que no termina con la inauguración de un parque o una plaza. Es un desafío constante que exige visión, compromiso y, sobre todo, la participación activa de la comunidad para que cada espacio se convierta en un verdadero hogar para sus ciudadanos.