Los movimientos de Marta Rovira en la política catalana están generando ruido y se rumorea que ella está en medio de negociaciones que podrían cambiar el futuro de la región. ¿Quieres saber cómo va todo esto? Aquí te lo contamos.
Marta Rovira, importante figura de ERC, ha vuelto a Cataluña y eso ha cambiado la dinámica. Ahora ella está en el meollo de la acción, tratando de llegar a acuerdos con otros partidos como el PSC y Junts. La gente dice que hay un ojo puesto en Salvador Illa por parte de ERC, pero bueno, eso es lo que cuenta la gente.
Cuando hablan de las charlas de entrecasa, parece que hay más movimiento de lo que uno piensa. Oriol Junqueras estaba en Waterloo hablando con Carles Puigdemont el 30 de junio, mientras que Rovira hacía lo propio con Jordi Turull pero en Ginebra. Por otro lado, Lluïsa Moret del PSC, que también está involucrada en todo estas negociaciones, al parecer se ve seguido con Rovira y mantiene contacto con Junqueras. Se conocen de hace mucho, así que se supone que cualquier cosa puede pasar.
¿Cómo marcha la cosa para la investidura?
Desde ciertos corrillos cercanos a la sede de ERC, apuntan a que todo va sobre ruedas. La misma gente de ERC dice que hay buen ritmo y parece que tratan asuntos clave como los billetes de la lotería: el dinero que le toca a Cataluña, el aeropuerto de El Prat y cómo hacer que más gente hable catalán. Desde dentro se comenta que un sí de ERC a la investidura juega mucho en cómo Rovira y Junqueras vean las cosas.
¿Y sabes de la idea esa de hacer una "presidencia simbólica" para Carme Forcadell? Están tratando de buscar una forma de que toque una nota que a todos les suene bien. Junts, por su parte, está haciendo equipo para arreglar el mal rollo con ERC, a ver si se ponen de acuerdo para lo de la presidencia y mantener la mayoría que tienen en la Mesa del Parlament.
¿Qué pasa con los líderes y sus negocios?
La gente cercana a Junqueras dice que él habla con quien sea. Prueba de ello son las reuniones que tuvo, una con Puigdemont en Bélgica y otra,—no tan pública,— con Jordi Turull en un lugar llamado Cantallops. Aunque hay pelea por quién manda más en ERC, parece que de mala gana dejan que algunos 'junqueristas' sigan medio involucrados en todo este lío de conversaciones. Junqueras, que ahora está más en las sombras desde que dimitió como líder, parece que está más metido en buscar aliados entre los suyos que en salir a dar el cante en los medios.
Por último, pero no menos importante, no está de más decir que no todo lo que brilla es oro y lo que uno oye, no siempre es verdad completa. Así que, mejor tomar con pinzas lo que se cuenta de las negociaciones y buscar confirmación antes de lanzarse a la piscina.
Marta Rovira junto a personajes como Oriol Junqueras tienen un papelón en todo este jaleo. Si quieren montar un gobierno de verdad tienen que llegar a un acuerdo y eso no es papa caliente. Además, tienen que lidiar con las tensiones propias; y no les queda otra que entenderse si quieren que Cataluña avance a buen puerto.
La situación está para morderse las uñas y hay que respetar lo que está en juego. A fin de cuentas, la política es eso de juntarse, debatir y, a veces, sacar conejos de la chistera. Y es que donde hay diálogo hay esperanza, y en estas conversaciones puede que se cocine el futuro.
"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados", afirmaba Groucho Marx. Esta cita, si bien esgrime un tono humorístico, podría reflejar la complejidad de las maniobras políticas que se están llevando a cabo en Cataluña. Marta Rovira, al mando de las negociaciones para la investidura, y Oriol Junqueras, con su influencia aún palpable, parecen estar en una partida de ajedrez donde cada movimiento es calculado y cada alianza, temporal. Las reuniones a puerta cerrada, los encuentros en distintos países y las conversaciones telefónicas son el tablero sobre el que se juega el futuro político catalán. Sin embargo, más allá de estrategias y tácticas, lo que realmente está en juego son los intereses de los ciudadanos, quienes merecen soluciones reales a sus problemas y no meras maniobras de distracción. ¿Serán capaces los líderes políticos de ERC y PSC de trascender la sátira de Marx y ofrecer un diagnóstico certero y remedios efectivos para Cataluña? La respuesta está en sus manos, y en las de una militancia que aguarda resultados más que promesas.