Un vitral en Barcelona se enfrenta a la era de lo digital y genera controversia entre los locales. ¿Es posible mantener la esencia de una obra de arte cuando cambia su forma?
La Iglesia del Esperit Sant es conocida en Barcelona por ser un lugar especial; no sólo por su arquitectura sino por albergar un vitral impresionante, el más grande de Cataluña, con unos 200 metros cuadrados. Esta obra de arte litúrgico de la década de 1960 representa mucho más que adornar una pared; es un símbolo cultural y un refugio espiritual querido por muchos.
Pero el arzobispo anunció algo que dejó a la gente de la zona bastante incómoda y sorprendida: la iglesia, y con ella el vitral, podrían ser historia pronto, lo que no cayó nada bien en la comunidad del Baix Guinardó.
La reacción a la noticia de que la iglesia podría desaparecer junto con su colorido vitral no se hizo esperar. Los barceloneses se volcaron a las redes sociales, con especial mención en X (el antiguo Twitter), para compartir su inquietud y pensar cómo podrían salvarse esta obra de arte.
Se habla de digitalizar el vitral para que, al menos en formato digital, perdure su recuerdo. Esto ha llevado a un circo de opiniones sobre cómo deberíamos cuidar las piezas artísticas y culturalmente relevantes, sobre todo cuando las ciudades cambian y crecen. La gente se pregunta si realmente, en medio de los cambios, podemos conservar intacta la esencia de lo que nos define.
El próximo paso para la zona es la construcción de la nueva sede de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Blanquerna-Ramon Llull, un proyecto que promete extenderse sobre unos desmesurados 4.000 metros cuadrados. Pero, aunque esto suena a progreso para muchos, hay otros que dejan sentir su inquietud.
Las personas que suelen acudir a la Iglesia no están nada satisfechas con la idea de que su espacio de fé será reducido a apenas 700 metros cuadrados. Algunos fieles han expresado su descontento y han pedido que se busquen opciones más consideradas.
El debate está en el aire. Por un lado, tener el vitral guardado en archivos digitales y dar paso al progreso puede parecer una solución práctica. Pero también hay que pensar en la importancia de preservar lo que es real, lo tangible, de nuestra herencia artística frente a ese afán por avanzar y cambiar a un ritmo vertiginoso.
Este conflicto crea una especie de laberinto de debates sobre progreso y conservación, sobre cómo nuestras elecciones moldearán el futuro de nuestro patrimonio. Es una oportunidad para involucrarnos y compartir puntos de vista sobre qué debería tener más peso: si nuestra historia y cultura o la necesidad de crecer y modernizarnos.
Y tú, ¿qué piensas? ¿Deberíamos poner por encima la continuación de nuestra historia y arte a los desarrollos nuevos, o es válido dar paso a lo que viene sin mirar atrás?
"La tradizione non è la venerazione delle ceneri ma la custodia del fuoco", una frase del compositore Gustav Mahler che risuona con forza davanti alla controversia suscitata dalla distruzione del vitral de la iglesia del Esperit Sant de Barcelona. La digitalización puede preservar la imagen, pero ¿puede realmente mantener viva la esencia de una obra que ha sido parte de la comunidad y del paisaje cultural de Catalunya durante decenni? La desolación de los ciudadanos no es solo por la pérdida de una pieza de arte litúrgico, sino por el mensaje que se envía sobre cómo valoramos y protegemos nuestro patrimonio. La decisión tomada deja una herida en la identidad local y pone de manifiesto la constante lucha entre la preservación del pasado y la marcha inexorable hacia el futuro.