Manuel Cáceres Artesero, más conocido como Manolo el del Bombo, es una leyenda entre los hinchas de La Roja, y es que su historia es de las que no se olvidan. Nació un 15 de enero de 1949 en San Carlos del Valle y, de alguna manera, lleva el ritmo del fútbol en la sangre desde que resonó con su tambor por primera vez en el Mundial del 82, en su España natal.
Ahora, a sus 75 años, este símbolo viviente de la afición española ha enfrentado limitaciones para estar cerca de la selección que tanto ama, con trabas como no poder estar en Rusia 2018 ni en Qatar 2022. Manolo está poniendo todo su empeño en cambiar una posible exclusión para la próxima Eurocopa en Alemania y lograr estar presente, especialmente cuando el balón comience a rodar en la gran final.
En una entrevista que Manolo les dio a unos reporteros, se abrió sobre los buenos momentos que ha pasado, y también sobre los difíciles, como cuando el fútbol significó para él la pérdida de su familia y un montón de dinero. Pero, sin titubear, asegura que volvería a sacrificarlo todo, otra vez, por el amor a la selección.
Pues sí, hace poco, Manolo hizo una especie de llamado para que la Real Federación Española de Fútbol le deje estar en el Olympiastadion apoyando a la selección. Desde Moncófar, donde vive ahora, sólo sueña con viajar y reunirse de nuevo con las familias de los jugadores, tal y como ha hecho otras veces.
Esos sonidos del bombo, esa pasión encendida, es Manolo el del Bombo, y quiere seguir animando a La Roja, aun cuando ha tenido lágrimas en los ojos por no poder estar con la selección en algunos momentos cruciales. Su compromiso queda patente en las anécdotas de un pasado donde a veces ni para comer había, salvado en parte gracias a donativos de personas que lo conocen sólo por Internet y a pesar de que nunca tuvo el apoyo económico de los jugadores. Aún así, desde lo más profundo de su corazón de hincha, los ve a todos como "buenos".
Por todo lo alto grita que no hay mejor trabajo que el de la selección y toca su bombo esperando que en la RFEF alguien lo oiga y así poder contagiar su entusiasmo una vez más. Eso sí, siempre es bueno comprobar la info, que a veces cambia.
Manolo el del Bombo ha mostrado una pasión y un compromiso que son de admirar, esos que vuelven inmortal a un aficionado hasta transformerse en un símbolo, en una leyenda. Y en esta era del fútbol que no para de cambiar, tipos como Manolo nos recuerdan que lo que permanece es la pasión y la comunidad que construimos.
La esperanza es que la Real Federación Española de Fútbol sepa apreciar el valor que hace un seguidor tan leal como Manolo, cuyo ánimo es ese plus para jugadores y otros hinchas. Y tú, ¿qué opinas de seguidores de corazón como Manolo en el deporte? ¿Te parece que las federaciones y los clubes deben darles un sitio especial? Comparte con nosotros tus pensamientos.
"El fútbol es parte de mi vida, pero mi vida no es sólo fútbol", una frase que podría resonar con la vida de Manolo el del Bombo, quien ha dedicado gran parte de su existencia al seguimiento y apoyo de la selección española de fútbol. La pasión y el compromiso pueden a menudo eclipsar otros aspectos de la vida, tal como lo ha hecho en el caso de Manuel Cáceres Artesero. Su historia es un reflejo de un amor incondicional por el deporte que une a las naciones, pero también es un testimonio de los sacrificios que conlleva.
Manolo, con su inseparable bombo, ha sido un emblema de la afición española, pero hoy su llamamiento público destapa una realidad menos festiva: la del olvido y la falta de reconocimiento. Un hombre que lo ha dado todo por la Roja se ve ahora en la penumbra, esperando un gesto de gratitud que no llega.
La situación de Manolo pone sobre el tapete una reflexión necesaria: ¿Cómo tratamos a aquellos que han sido parte de nuestra historia y alegrías deportivas una vez que el ruido de la multitud se apaga? "La gratitud es la memoria del corazón", decía Jean-Baptiste Massieu, y es precisamente esa memoria la que parece haberse desvanecido en el caso de Manolo el del Bombo. ¿Será que la Federación Española de Fútbol y los jugadores escucharán su llamado antes de que el eco de su bombo se pierda en el olvido?