No todo fue alegría en la cancha: polémica y desorden en la semifinal de la Copa América
Un partido de fútbol que se suponía fuera de pura pasión y deportividad, se convirtió en algo más que un simple juego en la semifinal de la Copa América 2024 entre Uruguay y Colombia. Ese 10 de junio en el Bank of America Stadium en Charlotte, Carolina del Norte, Colombia obtuvo una victoria por la mínima diferencia contra Uruguay, pero más se habló de lo que pasó después del pitazo final.
Tan pronto acabó el encuentro, se armó lío entre los aficionados de los dos equipos, tensionando el ambiente en las graderías. Hasta tuvieron que meter mano algunos futbolistas uruguayos, y al final algunos fans colombianos acabaron detenidos. Ahora todos están hablando de la seguridad, o la falta de ella, en eventos de este calibre.
Declaraciones después del lío
Los jugadores de Uruguay ni tardaron en decir lo que pensaban de la tangana. José María Giménez, defensor, habló de lo mal rato que pasaron las familias de los jugadores, con la situación a punto de descontrolarse. Según Giménez, ni se vieron a los polis cuando más se necesitaban, una crítica bastante seria que toca el tema de la seguridad en eventos con mucha gente.
Luis Suárez, ese que todos conocen por meter goles, también contó lo que pasó, diciendo que tuvieron que actuar rápido para cuidar a su gente, entre ellos niños. Estas historias ponen sobre la mesa lo difícil que es mantener todo bajo control cuando hay una multitud.
Después del caos, ¿qué medidas tomar?
La Conmebol, a raíz de todo esto, llamó a que se ponga más esfuerzo en la seguridad para que no vuelvan a pasar estas cosas. El mensaje fue claro: en el fútbol no caben ni la violencia ni la intolerancia. Además del lío de la seguridad, el partido dejó algo para recordar: Colombia pasó a la final para enfrentarse con Argentina, algo que no hacía desde 2001. Eso sí, en Bogotá, mientras festejaban, también hubo destrozos, y ya las autoridades están pensando cómo hacer las cosas mejor cuando la gente celebra.
En estos grandes partidos, hay que tener en cuenta tanto lo que pasa dentro del campo como la seguridad de la gente que va a verlo. Lo sucedido en esa semifinal es un toque de atención para todos.
Al terminar este artículo hay que recordar que da igual cuánto te guste el deporte, eso no justifica que termines a golpes o causando lío. Estas peleas y desmanes durante las fiestas nos hacen pensar en cómo se comporta la gente. También hay que hacer ver que los encargados de mantener todo seguro tienen que hacer más por proteger a todos los que van a estos eventos tan grandes.
La victoria de Colombia es para celebrar, pero estos altercados nos hacen ver que el deporte de verdad va de pasarlo bien todos juntos y en paz. Ahora solo falta que nos pongamos a pensar: ¿qué más se podría hacer para que en el deporte no haya violencia y se pueda celebrar como es debido?
"La violencia es el miedo a los ideales de los demás", afirmaba Mahatma Gandhi, y es precisamente ese temor irracional el que se manifiesta en actos de violencia en eventos que deberían ser celebraciones de la fraternidad y el deporte. Lo ocurrido en el Bank of America Stadium y las calles de Bogotá nos recuerda que aún nos queda mucho por aprender en cuanto a convivencia y respeto. Mientras Colombia celebra un logro deportivo histórico, la sombra de la violencia ensombrece lo que debería ser un momento de alegría pura. Es imperativo que reflexionemos sobre cómo nuestros actos pueden desvirtuar la verdadera esencia de la competición y la festividad, y trabajemos colectivamente para que la integridad y la seguridad sean siempre los verdaderos vencedores.