Se juntaron los que hacen la harina en Argentina y parece que se vienen cambios grandes. Ahora que se pusieron de acuerdo en Rosario, los que muelen el trigo aquí en Argentina quieren que las cosas mejoren. El tema es que tenemos más trigo del que sabemos qué hacer, o sea, que de lo que cosechamos, un montón quedaba ahí sin convertir en la harina que a todos nos gusta para comer en empanadas, facturas y milanesas. Pero parece que eso va a cambiar porque se armó una estrategia para usar mejor los molinos y vender más de nuestra harina al mundo.
En realidad, de los 18 millones de toneladas que sacamos del campo, apenas si usábamos 6 para hacer harina. Y de ahí, ni el 10% se vendía fuera del país. Pero los que conocen dicen que podríamos vender la mitad, si nos damos maña con lo que ya tenemos montado y que ni usamos a full.
Impulso a la exportación de harina de trigo
Oscar Marino, el tipo a cargo en Molinos Pyme, dijo que podríamos estar moliendo 4 millones de toneladas más, si nos ponemos las pilas. Reflotar esos molinos no solo nos daría más para exportar, sino que también ayudaría a que las provincias más trigueras, como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, se pongan las pilas y crezcan.
Consumo de harina de trigo en Argentina
Acá somos de comer mucho pan, pasta y pizza, tanto que cada uno de nosotros se morfa unos 94 kilos de harina al año, que son unos 125 de trigo si hacemos la cuenta bien. Somos de los que más consumimos harina en el mundo, así que no solo tenemos el chace de mandar harina a otros países, sino de comer mejor con lo que hacemos nosotros mismos.
La movida es que, si nos ponemos las pilas con el molino y le ponemos onda, no solo le damos una mano a los que siembran, sino que toda la Argentina puede salir ganando. Es un toque a reunirse para que el negocio de la harina pege un estirón.
Así que eso fue lo que pasó en Rosario, que los de los molinos se dieron cuenta de que pueden hacer bastante más con lo que tienen y quieren vender más a los de afuera. Es bueno ver cuando los que mandan y los que trabajan se juntan para hacer que las cosas funcionen mejor, pensar en el futuro y en como podemos crecer todos.
Y está bueno también imaginar cómo esto podría mejorar lo que ganamos vendiendo cosas al mundo, hacer más trabajos y repartir lo que ganamos en todas partes. Además hay que pensar qué tan bien le hace al campo todo esto y cómo nos ayuda a cuidar más el lugar donde vivimos.
A ver qué opinan ustedes, pero la verdad es que se ven buenas ondas con este cambio que se viene no solo para la plata, sino para la vida de la gente aquí en Argentina.
"La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre", decía Cicerón, y parece que la sabiduría de la antigua Roma resuena en los campos de Argentina. El encuentro de los molinos productores en Rosario no es solo una reunión técnica, es un símbolo de la consciencia colectiva de un sector que busca trascender sus límites actuales. Con la mirada fija en el aprovechamiento de la capacidad ociosa y el impulso hacia la exportación con valor agregado, Argentina se posiciona no sólo como un gigante agrícola, sino como un referente de la innovación y la sostenibilidad en el agro. Este es un claro ejemplo de que cuando industria y gobierno trabajan mano a mano, el crecimiento es no solo posible, sino también inevitable. La molinería argentina entiende que no basta con producir; hay que hacerlo pensando en el mañana, y ese mañana se proyecta con más harina en las mesas del mundo, con la marca de la excelencia argentina.